domingo, 13 de marzo de 2011

Integracion


En principio todos los objetos por su función podrían ser catalogados acorde a tres grandes acciones: Apoyarse, sentarse o guardar.  La vida urbana exigió de los objetos nuevas cualidades y aparecieron funciones que luego gracias a la energía eléctrica y el diseño industrial pudieron integrarse en un solo objeto.  Hacer el café era un asunto de tres o cuatro operaciones, pasar del fuego a la mesa implicaba el uso de por lo menos tres objetos con caracteristicas bien disemiles y particulares.  Nuestras cafeteras eléctricas hoy nos ofrecen una diversidad casi infinita de opciones a la carta, hay que ver como brillaban los ojos de todos en los gallery nights ante las cajas de joyero con  pequeños contenedores de colores metalizados como cosméticos de sabores surtidos –caja bombones para Forrest Gump- que pueden ser usados en un modelo de maquina espress. Una estrategia de posicionamiento de producto que logro cambiar por un tiempo el habito de los vinos en las galerías y convirtió en adictos a muchos usuarios que hoy hacen sus pedidos al monopolio en “carrito on-line”.  De América Latina, África y Asia Pacífico de todos los sabores y aromas, además ristretto,  espresso o  capuchino, todo a su gusto y plaser!

Si la integración fue el primer objetivo del diseño industrial tras la serialización y estandarización, el paso siguiente seria darle versatilidad a los objetos después del avance tecnologico del aerodinamismo en los 50s.  Apilable, escualizables, telescópicos, mínimo doblables, así un nuevo outfit vistió al reducido hogar del modulor de Le Corbusier.

Fue un juego para Charles Rennie Mackintosh un arquitecto escoses padre del art noveau en su país quien ideo revelar a los usuarios como accionar los mecanismos internos para la transformación de sus diseños de mobiliario en los diseños gráficos de vitrales y mamparas de la misma habitación.  Una pared en listones de madera todos en dirección diagonal marcan la dirección en la que la mesa ratona crece o se reduce para optimizar el espacio.  Luego con el cuentito de bricolage que se desato como moda en los 70s, el hágalo usted mismo nos llevo a encontrar placer en armar objetos “simples” siguiendo las instrucciones de un manual con siluetas asépticas que nos indican paso a paso como logara que el plano que luce como una nave espacial estallada en todos sus ejes, se convierta en el querido asador portátil o el nuevo placard.

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