
Las generaciones post anticonceptivos pertenecemos a la nueva historia de estilos de vida diseñados, en otras palabras, pre-hechos. Así, los yuppies fueron tal ves el intento bizarro de un ser sociable, re-productivo y consumista al que el grunge liquido con su escrache y que parece retornar entre angustiados emmos y floggers exhibisionistas. Somos generaciones concientes de nuestra existencia como productos en una ¨vida de consumo¨ en la que el hombre elige para sí mismo un estado de permanente no resistencia, de auténtica inautenticidad, como “homo eligens” de Bauman en versión gadgets o souvniers. La ciber-cultura puso de moda hacer espectáculo público la intimidad y tal ves por eso que gran parte de lxs chicxs pasan el día como nuestros ancestros se espulgaban los piojos, acicalándose y posando para la cámara de su celular y de allí al mundo virtual. También en esta ciber-realidad hay un nuevo protagonista que pronto el mismo istema de la moda se encargo de digestar y es ya solamente una tendencia mas, el coolhunter.
Casi todas publicaciones sitúan el origen de los cool hunters en el blog ¨Sartorialist¨ de Scott Schuman "Empecé simplemente para compartir fotos de gente que veía en Nueva York y que me parecía que lucía genial" En algunos casos, estas imágenes de estilos innovadores y creativos sirven de inspiración para algunos diseñadores. "Me pone muy contento cuando conozco a un diseñador y me dice que usó algunas de mis fotos para crear su colección. Además, los protagonistas de las fotos se convierten en gurúes para muchos usuarios que ven sus estilos en Internet y comienzan a imitarlos” comenta Schuman en su famoso blog. Ya en la década de los 80 -orgía de consumo- era profesión ser ¨mall rat¨ o expertx observador para estudiar entre los asistentes a los shoppings el devenir de las prendas de las marcas y registrar el cómo y con qué, se mezclaban y combinaban en un look por entonces fashion victim, clonado de logos y marcas. En los últimos años, este fenómeno creció rápidamente en redes sociales y otros sitios, ubicando su oficio y apariencia en centro mismo de la vorágine fashion que ya los devoro. Sin embargo siguen siendo los blogs el lugar preferido de los coolhunters para mostrar fotos de esas personas “presas” que se expresan a través de su indumentaria y exhibirse a si mismos como un estilo de vida alternativo mas.
El cazador fue cazado y las vitrinas de bond street surten de casi todo lo necesario de los estilos callejeros y neotribales urbanos para pasar por cool, pero asaltar el baúl de la abuela, recorrer la feria americana y las de diseño de autor mas largas jornadas de autoanalisis y customizacion frente al espejo tijeras en mano, te darán el valor para salir a la calle aparentando algo trans, desconcertante y atemporal, que congelara a tus posibles presas para en el mejor de los casos robarles la imagen y digestar su estilo. Mientras, las vitrinas de moda venden casi como uniforme: chupines coloridos, remeras graffiti, gorras mara trash, bufandas afganas y lentes ochentosos.
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