De la herencia musulmana “Mora” que por bárbara fue expulsada de la España cristiana, nos vienen nuestros bucólicos y familiares patios. Con jardines, con fuentes y azulejos, los patios de los serrallos donde habitaron las concubinas tras las persianas de complejos diseños geométricos resultado de ecuaciones algebraicas y donde entre susurros se contaron las historias mil y una noches. Los mas bellos se conservan originales en Estambul o la Alambra pero en mil versiones llegaron con la arquitectura que construyó durante la colonia, casas con patio central a casi todas las ciudades del nuevo continente. Aun hoy un buen hombre del Islam venera un pequeño jardín con flores -en Japón los samuráis practicaban el delicado arte floral ikebana-, y nada mas simbólico sobre “radicarse” que un aljibe, un patio pleno de mujeres y colores para un hombre del desierto, reconocer como hogar.
Las casas romanas tenían el su patio pero bien distinto eran los antiguos “backstage” donde entre animales y enseres se producía lo necesario para el mantenimiento de todo el hogar y los Lares o divinidades tutelares familiares a las que se dedicaron altares y rituales para la contemplación, que mantenían en armonía las energías de la casa y la de todo lo que en ella habitó. Un concepto bastante similar al mas antiguo pero desde hace unas pocas décadas famoso Feng Sui, de origen Chino.
Puntos de encuentro, en conventillos y pensiones es un ritual baldear el patio en verano para refrescar la tarde entre mates y historias que rompen el límite de lo privado a lo público, y ya ser parte del conocimiento, sabiduría popular. Entre finales del siglo XIX y principios del XX unos cinco millones de inmigrantes llegaron a La Argentina y muchos se vieron obligados a vivir hacinados en “llotivencos” como el celebre “Conventillo de La Paloma ” del que su autor Alberto Vaccarezza dijo: “Su patio es un italiano encargao, una percanta, un villano, un yoyega retobao, dos malevos de cuchillo, un chamuyo, una pasión, choques, celos, discusión, desafío, puñalada, aspamento, disparada, auxilio, cana, telón”. Aunque en verdad este de “La Paloma ” –Villa Crespo- en principio fue habitado solo por hombres que trabajaron para una fabrica de calzado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario