Narcisos
Ver nuestro rostro reflejado como en agua serena, ha sido una de las búsquedas constantes y en todas las culturas antiguas, un plato de metal bruñido, oro, plata o bronce ha sido venerado, heredado o llevado como ofrenda en la dote mortuoria para los dioses del mas allá.
Tanto doncellas como muchachos se enamoraban de Narciso a causa de su hermosura, mas él rechazaba sus insinuaciones y por un encantamiento en venganza Némesis lo enamora de su reflejo en la fuente y término fundiéndose el agua y allí broto la exquisita flor.
En la edad media además de escasos o tóxicos -algunos fueron de plomo y el nimio enveneno lentamente a sus usuarios- fueron considerados peligrosos objetos mágicos en buena parte de Europa y casi nadie se ufanaría de tener uno en casa. Solo en las cortes el cristal de roca -cuarzo en su estado más puro- se empleo en espejos y objetos, pero ya en el siglo XIII se había inventado la fabricación de espejos recubriendo con plata o aluminio una lámina de vidrio, un principio similar a los que empleamos hoy. Primero fueron de mano para el tocador, luego de cuerpo y móviles. Son la maravilla que aun hoy deslumbra a los visitantes en la gran galería que refleja los jardines del palacio de Versalles entre las rica ornamentación barroca. En el siglo XIX pronto se masifico la producción y las superficies espejadas han acompañado primero entre recamaras y salones nuestra ritualidad personal y luego en las calles expandiendo el aspecto y la experiencia de vivir en la ciudad.
Preciados objetos que pronto remplazaran al closet para salir. Nuestra generación de los Narcisos digitales ya los prefiere como metáfora y frente a ellos posan por horas, en el juego que explorara que hay detrás del espejo y en la dicha, ser otro ser. Verse parece ser parte fundamental del ideal socrático de “conócete a ti mismo” pero son recurrentes las pesadillas y miedos que afloran en análisis con respecto a “el otro lado del espejo”, mientras en los sueños la realidad se desdibuja en espejismos o como en la feria donde algunos reflejos nos alargan, otros nos achatan, otros son como un panóptico, ojo de pez
No hay comentarios:
Publicar un comentario