No todo en blanco y negro tiene que ser únicamente zen o minimal. Ya hemos hablado aquí de maximal y de una década después de su aparición como revancha europea al zen comercial de espacios asépticos y geometrías puras con las que los americanos penetraron el mundo oriental y lograron consolidar sus modelos de consumo en ciudades tan poderosas como aparentemente lejanas del imperio americano. De Oriente llego en los 70s el contraste, Yamamoto, Miyake y Kawakubo presentan sus colecciones deconstructivistas que envolvían el cuerpo en una exploración del volumen, mientras sus tiendas más parecían una galería de arte ascética y fría. Tokio, Hong Kong asumieron los nuevos conceptos mas cercanos ha ellos y depurados del cowboy que llegaron con grandes tiendas trasparentes en blanco y negro con logos de dos letras, entre americanos o de lujo europea franquiciado en objetos fabricados por sus vecinos del sureste. Todo un logro del marketing que sea en veinte años ya una nueva tradición nipona, el regalar de compromiso un brillante anillo solitario clásico de Tiffanys.
En este estilo globalizado las marcas personales y de nuestras tradiciones familiares han cedido terreno a imaginarios que conservan algo de su origen europeo editadas con ojo de escaparatista o estilista dramático McQueen. Aquí el maximal en versión depurada donde las texturas y volúmenes recargados han sido editados al mínimo juego de mate o brillante en un fondo casi monocolor, que ya no es tan monó-tono. Habría que fijar la data de nacimiento de esta “moda” a nivel de objetos con la proliferación de piezas elaboradas empleando los plóter de corte y trazo láser robotizados, tan portátiles como fotocopiadoras que se consiguen en el mercado. Con interfases para el diseño grafico que hacen que aquello que el diseñador ve en pantalla llegue al plotter a un clic, la imagen se reproduce con el preciosismo sobre todo tipo de materiales. También el arte ha tenido una ligera explosión de este tipo de medios y en los últimos ARTEBA hemos visto cristales, aceros y laminas de poli-carbonato caladas delicada y precisamente por el láser. En los accesorios y bijoux también pululan aros enromes y livianos calados con motivos “filigrana”, o en marroquinería piezas con juegos que nos recuerdan los objetos de la india o marroquíes.
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