martes, 8 de junio de 2010

MILI





Y de nuevo, Chanel, Ralph Lauren y millones de marcas fashionistas de pronta moda en todo el planeta están reviviendo el estilo militar en sus lanzamientos de colección otoño invierno 10/11, que seguramente se vera en nuestra actual temporada al sur. Un look inspirado en el este europeo de Húsares, trench británicas y prints de camuflaje

El estilo Húsar, se originó en las bandas de guerreros en su mayoría serbios después de la invasión turca a Hungría en el siglo XIV. Los Granaderos aun hoy usan el mismo traje de hace dos siglos donde resalta característica la misma chaqueta corta, ajustada y con hombros remarcados, similar a la de colegios o bandas de músicos con vistosos colores. Como fueran las llevadas durante el imperio Alemán y la Rusia zarista. Entre ellos rojo, negro, verde, azul claro y oscuro, marrón e incluso de color rosa.

Los miembros de los Húsares tuvieron fama de apuestos e indisciplinados, los aventureros del ejército. Según enuncio Napoleón la imagen del Húsar era de imprudente, bebedor, rudo, mujeriego y con bigotes, se podría establecer alguna similitud con el estilo de un hard rock star?. Tal ves por eso fue la prenda elegida como uniforme para la mítica la tapa del álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, The Beatles del 67

Lxs chicxs coolhunters del tercer milenio querían hombreras ochentonas y para eso llegaron las chaquetas de húsar con sus potentes hombros rematados por charreteras y el pecho cubierto de insignias y galones, dicen las vidrieras fashionistas. Estas chaquetas de silueta triangular parchen ser la prendas llamadas a sustituir a las hombreras de los ochenta, en un look “desarmado”, mas urbano y de calle suerreal, combinada con unos jeans despedazados y las remeras acribilladas –delirio Balmain de la temporada-, versión rock de sus sugestivos mini vestidos de tachas con un aire cananas de Rambo.

Camuflaje, guerreras, saharianas, botas de cordones, gabardinas, monos y pantalones de combate. Sobredosis de caqui. Y, sobre todo, de trapos desgarrados que simulan haber pasado muchas noches ala intemperie o tal vez, sugieren fogosas refriegas a precios de mil euros.

A pesar de los astronómico de los precios y que las firmas de lujo pulsen por estos tipos de productos, lo “Mili” resulta esencialmente barato y accesible, sobre todo si se acude a las fuentes originales que nutren las tiendas de segunda mano menos pretenciosas y con unas tijeras y un poco de maña, nadie apreciará la diferencia entre la pieza más buscada de la temporada y una campera o remera del ejercito de “jardineros planetarios de la paz”.

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