Yo, S.A.

“Yo y Tu, objetos de lujo, primera revolución del siglo XXI” afirmaría el experto español Vicente Verdú al referirse a una de las mas polémicas mesas de trabajo que ha tenido el foro económico anual de Davos durante la ultima década.  En 2004 se invitaba a una sesión con el titulo: Yo, S.A.

Cuantos rostros se asoman como ídolos en el espacio de adoración de Francisco a los que cada tanto celebra a través de ritos mas subjetivos y particularmente valorados. "Haced que cada uno se vea y se ame en los demás, a fin de que todos estén así más unidos...", escribía Rousseau sobre las libertad.  Casi dos siglos pasarían para que la generación de los 70s diera rienda suelta al hedonismo y con el empoderamiento de la experiencia, el cuerpo se hizo protagonista.  Libre de todo prejuicio y previendo la sociedad del espectáculo ya descrita por Guy Debord en el 67,  David Bowie abría como un fondo de inversión a su avartar Ziggy Stardust, andrógino alienígena Divx del galm rock.  En estas ultimas cuatro décadas la fragmentación de las masas en especial las de consumo ha permitido aflorar personalidades, identidades y estilos que de tanto en tanto se asocian  creando algunos monstruos que han desvencijado al decrepito sistema de la moda tradicional.  Adidas, el mismo de los Stan Smith –hechos especialmente para el celebre tenista norteamericano en los 70s- ahora exhibe como si fuera un buda lisérgico de varias cabezas sus líneas tan disímiles en concepto como en productos, Estela McCartney o Missy Elliot ahora “que la tienen dentro” –is all in-.  Como simples consumidores también podremos incluir la versión económica local con el mismo logo, EvoSport de Sal-Adidas como otra faceta mas de la divinidad. 

Volviendo a Davos, Narcisismo? Yo, S.A. refleja que cada uno lleva ahora su vida como una empresa, lo que implica darle una dimensión económica a todos nuestros actos y gestionar la vida propia como si fuera una cartera de valores, proyectarse, gestionarse y venderse.  Un fenómeno ampliamente criticado por agresivo y de violentas y escandalosas praxis que parecen ser norma y combustible para el rating.