jueves, 20 de octubre de 2011

Post-it

Son hermosas delatoras las heladeras posteadas.  Antes que la Internet nos trajo a casa un poco de la calle entre los imanes del delivery, el remis o la farmacia y como en un preview de la actual pronta moda, la heladera como cartelera de servicios, espectáculos y anécdotas personales o familiares, pareciera cambiar de piel constantemente y mientras algunos post permanecen casi inmutables otros pasan veloces dejando su acento, su momento, la oportunidad.  Hace poco el Post-it celebro su cumpleaños.  En 1977 se creo el primer prototipo de los "adhesivos provisionalmente permanentes” tal como su creador Spencer Silver los definiera para 3M.  En treinta años lo más vendido para oficina inundo la casa y nos facilito otra forma de pensar.  En Macondo la mítica tierra de los Buendía, todos perderían la memoria en un aparente mal de alzheimer colectivo y optaron por fijarle a las cosas un rotulito con el nombre, en la novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Ahora como en Mc.Ondo nos dejamos mensajes y señales, números de emergencia y souvenirs. 

También seria entonces la posteada heladera un preview de nuestros tiempos donde se hace cada vez más difícil concentrarse entre los constantes inputs venidos de aparatos, dispositivos móviles e Internet.   Sumémosle algunxs nuestra dosis de la droga de la tierra del olvido y  todo parece mágicamente perder su particularidad cuando la memoria se va, es un todo presente cargado de objetos que narran una cotidianidad cada ves menos privada.  Casas devenidas en tiempos de la identidad y la performance, en escenarios donde narrar la vida cada vez mas publica.  Desmemoriados! Que fuerte se escucha esta afirmación en estas latitudes que tanto han hecho por la memoria y que cada vez la comprende más amplia, creativa y flexible.  Como de guardarropa también pueden ser nuestros recuerdos y los habitamos cada tanto para que vuelvan a la percha un poco mas gastados y más livianos, aunque algunos prefieran conservarlos frisados por siempre tal y como están, sin ni un post-it como lápida para recordar.

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